Dicen, al menos así se lo encuentra uno con no poco frecuencia en artículos, charlas y conferencias, que hoy nos resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. La frase se la atribuye Žižek a Jameson, aunque Jameson, quien seguramente debió de pronunciarla en algún momento, tampoco está seguro de su origen. Es un pensamiento que sólo tiene padres putativos y, quizás por esto, ha tenido tanta aceptación como cita.
Hoy que han pasado más de veinte años desde el plazo distópico que John Carpenter nos daba en 1997: Rescate en Nueva York (y justo a treinta de alcanzar el 2049 que la segunda entrega de Blade Runner nos concede relajadamente), el triunfo de lo global, de lo transnacional, del algoritmo y de la inteligencia artificial podría llevar a preguntarnos si hay alguna diferencia entre mundo y capitalismo y si el no-pensar sus finales es en realidad la misma no-actividad.
Del 22 de febrero al 22 de abril, la galería ATM se arroja a la excitación de las imposibilidades para imaginar precisamente el lugar imposible de nuestro final. Kepa Garraza (Berango, 1979) y Miguel Aguirre (Lima, 1973) protagonizan esta muestra que han llamado ‘bipersonal’ y que aúna dos propuestas pictóricas que forman binomio de trabajo.
Before/After se celebrará durante dos meses en ATM – justo en la escansión que marca su barra oblicua: Garraza y Aguirre nos llevan por un recorrido visual a través del cine occidental para situarnos en el último segundo antes del fin, explorando el último instante del mundo tal como lo hemos conocido; la explicación, absolutamente inasumible y por ello ficticia, que el archivo cinematográfico de nuestro apocalipsis nos ofrece como fetiche.
Con cada lienzo detenido sobre un fotograma, el diálogo entre ambos artistas plantea muchas cuestiones que nos afectan a todos: ¿por qué es nuestro imaginario apocalíptico asunto de ciencia-ficción?. Si la caída del bloque soviético, como se ha dicho y se ha venido diciendo, ha traído de la mano el fin de la Historia y no hay un afuera que poder pensar, ¿cómo es posible que podamos pensar hoy el futuro?
Garraza y Aguirre nos llevan al extremo distópico de estos planteamientos para poner de manifiesto que, quizás, la gran victoria de la globalización y su sistema económico ha sido privarnos de un pensamiento del final, de una escatología que nunca pueda ser tenida por real y sólo sea tolerada como película.
En 1986, justo el año en que los estudios Mosfilm lanzan en la Unión Soviética la parodia distópica Kin-dza-dza! – ¿quién dijo miedo? – Arthur C. Danto publica su celebrado ensayo en el que nos habla del ‘fin del arte’, expresión que, por cierto, hoy también cacareamos con la misma frecuencia que la cita de Jameson. Danto nos dice que, dado que las obras de Warhol han llegado a ser ónticamente iguales al objeto que representan, el arte ha quedado agotado. No es el caso aquí de Kepa y Miguel, quienes aquí, inteligentemente, no nos ofrecen el fotograma, sino una reproducción exacta del fotograma en la pintura. ¿Cómo, si no es por un gesto que permita a la imagen ficticia y comercial volver a inscribirse en el contexto crítico del arte, podemos pensar la no-imagen del final de todo?
Pablo Luis Álvarez