Hemos empezado CULEBRA como un estado de disolución de egos, una conjura de monstruos. Hemos imaginado instrumentos hechos a partir del conflicto de lo mejor y lo peor de cada casa, CULEBRA es un estado de convivencia, entre dos defectos: pensar demasiado y hacer demasiado, dos estados que se vigilan el uno al otro.
La serpiente como una línea flexible que avanza, una línea entre dos extremos y con vida propia. Es el Uróboros que se despereza, desplegado temporalmente para dar un paseo, liberando el círculo de su inmutable estatismo. Dejamos a la serpiente perderse en el bosque, en las ciudades, en las profundidades de la tierra y la superficie del mar, hasta que sienta necesidad de hibernar de nuevo. Mientras todo vuelve a su cauce, mientras todo empiece a enfriarse y la paz y harmonía regresen a este Mundo, si es que vuelven, la serpiente nos irá trayendo en su boca pan seco, carbón y acero, tan solo eso.
Nosotros hemos fraguado, hemos templado, hemos fundido y dado forma, conjuramos las más sofisticadas vías de la alquimia moderna en la coagulación: magia y ciencia, todo junto a cuatro manos. Para que ante vuestros ojos algo surja del abismo antes de que lo haga el dragón, algo que sirva de esperanza. Si eso es lo que ha de ser, esperanza, que así sea, porque la era del fuego se acerca, el dragón está despertando, lo creas o no, y todo lo inflamable será calcinado. Mantuvimos una posición a la que llegamos sin ir, con mayor grandeza y gloria que deseo y esperanza, una posible muerte del ego que otorgue buena o mala reputación a una vida. Entonces, mientras todo vuelve a su origen: pan, carbón, acero y viejos monstruos de leyenda. Pensaréis que estamos alucinando, pero recordad que vosotros posiblemente también.
Se acercan tiempos de alta aventura que sin duda serán recordados